Recorrer la isla de Socotra, con sus cientos de especies únicas en el mundo, es hacer divagar la imaginación por paisajes psicodélicos multicolores. En el camino se duerme en desiertos blancos o naranjas, frente a lagunas rosadas y el mar esmeralda. Arriba, en lo alto de las montañas rocosas, aparecen árboles endémicos en forma de botella o de champiñones gigantes. Al atardecer, cuando el cielo es violeta, estos árboles se convierten en estatuas flotantes de mujeres exuberantes que han seducido a millones de marineros del oceano Índico, desde los tiempos de Alejandro Magno.
Árboles: Dendrocisyos socotrana y Dracaena sinnabari (árbol de la sangre del dragón).