Del océano Pacifico al lago de Miraflores cuatro compuertas de acero se van abriendo y cerrando lentamente mientras el nivel del agua sube dieciséis metros y el barco puede iniciar su travesía por el Canal. Las compuertas pesan cerca de seiscientos toneladas, el volumen de agua requerida supera los cien mil metros cúbicos, la cantidad de contenedores llega hasta cuatro mil y aunque todo esto ha tenido que ser ampliado para caber en la globalización actual, la obra maestra inicial sigue siendo descomunal.
En el otro extremo está el Caribe. En las islas de San Blas, paraíso de los Kunas, ya nada conecta con el mundo, mientras que en Bocas del Toro el tiempo se mide contando los puntos negros de las ranas rojas mientras las sábanas se despercuden bajo el sol.