
Viajera,
escritora,
fotógrafa
Del amor por los viajes y aquellos espacios próximos
Nací en Colombia y pasé mis primeros años en las montañas, entre Manizales, Cali, Bogotá, Armenia e Ibagué. Recorrí tantas veces esas carreteras que me acostumbré al movimiento, a los trayectos largos donde la distancia distorsiona el tiempo, lo suspende, nos lleva a lugares que no están aquí ni allá…
Luego crecí estudiando latín en Bélgica y viví en los Estados Unidos frente al mar. Pasé mi adolescencia llenando diarios íntimos mientras veía caer la lluvia sobre el campo belga. Allá descubrí la alteridad. La del lenguaje primero, hablando un idioma adentro y otro por fuera. La de la vida cotidiana también, con sus sutilidades, sus pequeñas trampas y el equipaje que vamos armando cuando superamos cada una de ellas.
En la Universidad de Lovaina me gradué de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales mientras aprendí a bailar salsa en el mundo latino. Me encantaba el otoño pero extrañaba las montañas tropicales.
Viajé varios meses por Suramérica recogiendo historias de barcos hundidos y robos fallidos.
Me instalé en Bogotá donde estudié una maestría en Estudios Latinoamericanos en la Javeriana y entré al mundo de la docencia, viajando entre la historia y la geografía. Durante esos años compré una cámara y tomé cursos de fotografía y de escritura. Descubrí Asia y Medio oriente. Empecé a publicar crónicas, cuentos y artículos.
En el 2019 me publicaron mi primer libro Geografía aleatoria y dejé mi vida en Bogotá para emprender una vuelta al mundo. Volé de San Francisco a Tokio y nunca fui más feliz que recorriendo Asia, sola, sin rumbo fijo.
El Covid me detuvo en dos lugares. Primero en Holanda, montando bicicleta por las mañanas y escribiendo mi segundo libro en las tardes. Luego en Isla Mauricio donde volví a la enseñanza y medité sobre mi paddle en medio del Océano Índico, esperando que se abriera de nuevo el mundo.
La pasión del viaje me trajo a Dubai. Enseño historia y geografía en la ciudad más cosmopolita del mundo, feliz de tener conexiones directas a todos los continentes.
En realidad, camino por Tblisi, Lima u Hong Kong para perpetuar el movimiento y ahondar en la alteridad. Me gusta pensar que en realidad no somos tan diferentes pues los templos, la tienda de la esquina y la estación de bus terminan sirviéndonos para lo mismo en cualquier lugar. Y la belleza de esos espacios próximos, es lo que me gusta retratar.
Lejos de las ciudades, también navego lentamente por el Amazonas y me inclino ante las montañas del Himalaya, porque en el silencio y el encanto de la naturaleza, estamos solos frente a nosotros mismos, intentando descifrar cada espacio próximo del que está hecha nuestra intimidad.
Foto de F. Laur